Con más de 700 partidos al mando del Atlético de Madrid, Diego Simeone no había vivido nunca uno como el este sábado: ganarle por primera vez a Barcelona de visitante. Tuvo que pasar mucho tiempo y dejar atrás 17 encuentros (10 derrotas y siete empates) -o 13 años- para que el Cholo, naturalmente efusivo, desatara la euforia que lo embargó en los últimos segundos de los seis minutos adicionados, cuando el noruego Alexander Sorloth coronó un contraataque hilvanado por Julián Álvarez, Rodrigo De Paul y el centro-asistencia de Nahuel Molina. Un 2-1 que no cabía en la imaginación de nadie por lo que había sido el desarrollo.